Recuerdo que
- Efrain Galindo Oficial
- 24 jun
- 3 Min. de lectura

Yo fui gordo, un puerco cebado. El sueño de mi vida era parecerme a esos modelos fitness que aparecen en Instagram con no sé cuantos miles de seguidores, todos con abdomen de hierro y bíceps enormes, de piernas fornidas y estilo gladiador, o privilegiados por su sistema endocrino que los dota de no sé cuantos centímetros de pinga, apretados en un bóxer, blanco preferiblemente. Yo en cambio, por más que me pusiera fajas, tomara té adelgazante y usara camisas no ceñidas, de colores oscuros, jamás estampados; por más que corriera al borde del desmayo y usara cortes de cabello que jugaran con la ilusión de que mi cuello se viera más delgado, no lograba afinar mi silueta. En realidad, yo era un esperpento exuberante que, tal vez, correspondía a la moda de otras épocas, nunca al de la actual.
Recuerdo que:
Hice la dieta de la luna, del cuarto menguante, del sol ardiendo sobre la piel sudorosa y de las estrellas esperanzadoras, además de las mil y una noches: esas que empiezan y nunca terminan, porque la ansiedad que producen duplica el apetito. Pero había que bajar de peso, es decir: suprimir los potajes, las salsas, las pastas, comer poco arroz, renunciar al eclear, a las sabrosas mermeladas de guayaba con queso y el pan, por supuesto, era un exceso. En su lugar: carnes y pescados al vapor con mucho limón, innumerables vegetales, alguna fruta no muy azucarada. El precio de la libra de limón supera los doscientos pesos y para qué hablar de la carne y el pescado. Pueden comprender mi sufrimiento.
Recuerdo que:
Corrí cada mañana y cada tarde en los horarios pre y post laborales para después, en las noches de desvelo, parecerme a un ladrón que asalta el refrigerador. Descubrirme falso y sin palabras ante mis propias promesas. Cuántas contorsiones hechas en la sala de mi casa, al compás de la gimnasia aeróbica o del chacaracachán de Rebeca Martínez. A ella la odiaba tanto, con sus licritas apretadas y las nalguitas en su lugar a los cincuenta y tantos años. Yo, con treinta años caía exhausto sobre el piso, con más hambre y más sed que antes sintiéndome derrotado por la falta de voluntad y de aire.
Recuerdo que:
Un día lo logré, bajé…bajé de peso. ¿Cómo? De tanto luchar, por simple agotamiento, algo ocurrió dentro de mí: ansiedad calmada, hambre reducida, voluntad reforzada y todo se resolvió. Ahora soy delgado, fibroso con un abdomen de envidiar…porque año tras año me fui acostumbrando a comer poco y finalmente a no comer. Esto resulta ventajoso, por supuesto, pues no hay que cocinar, ni gastar dinero en comprar víveres, ni rompernos la cabeza pensando en el menú que pondremos a la mesa al día siguiente. Todo es alegría.
Recuerdo que:
Cuando al fin logré el peso deseado, mi familia comenzó a mirarme con ojos preocupados, más bien asustados, y, como no soportaron mi presencia decidieron encerrarme en este cuarto donde lo único que puedo hacer es pensar. En el inicio la cosa me resultaba muy interesante: disfrutaba con mis pensamientos, creaba historias con mi imaginación, me recreaba rememorando hechos del pasado, todo parecía hecho a la medida mía, hasta que me di cuenta de que mis pensamientos me estaban engordando. Unas pulgadas de más en mis muslos, en mi vientre, en mi rostro, en resumen, me estaba hinchando y eso no le convenía a mi flaqueza, tan estoicamente ganada.
Ahora:
Me he percatado de que la solución, evidentemente, es dejar de pensar: borrar todo lo nimio de mi mente, porque el pensar, el reflexionar, el imaginar, el divagar y hasta el rememorar, engordan. A mi me hace falta llegar al peso de una pluma para salir flotando en el aire, y, un buen día, cuando abran esa puerta para saber si aún sigo vivo, salir volando. Impregnarle un asombro al rostro de los presentes, como por arte de magia, desaparecer.

Profesor, escritor y fotógrafo. Licenciado en Lengua Inglesa. Nació el 5 de septiembre de 1993 en La Habana, Cuba. Autor de Caja Negra, libro de cuentos publicado por Adarve Editorial (Madrid, España). Figuras Distorsionadas, antología de cuentos publicada por Editorial Letra D Kmbio (París, Francia). Ganador del Concurso Letra D Kmbio con el texto Pájaros de Fuego publicado en la Antología Cenizas en el Corazón, luego adaptado al teatro. Obtuvo Primera Mención en el Premio Celestino de Cuento, otorgado por Ediciones La Luz con elcuaderno de cuentos Cómo deconstruir un cuerpo.Creador y profesor del taller de escritura creativa Caja Negra. También ha escrito guiones para cine y teatro. Ha sido publicado en varias revistas nacionales e internacionales.



Comentarios