Amo, escribo y desordeno. No siempre en ese orden.
- Efrain Galindo Oficial
- 14 abr
- 2 Min. de lectura

Creo que la prueba más difícil es sostener el amor por uno mismo
Es un músculo extraño, que se cansa fácil, pero que hay que seguir ejercitando aunque tiemble.
Ese arte con minúsculas que a veces es un poema en servilleta, a veces una escena que sólo yo vi, y otras veces, un post que nadie lee pero yo escribo como si me fuera la vida en ello.
El arte me ha llevado de la mano como un guía invisible, y yo lo he seguido como un rapero literario sin disquera, sin manager y sin mapa.
Underground hasta la médula.
Estoy invirtiendo en mí, como quien invierte en una casa con goteras porque tiene buena luz. No quiero jubilarme sirviendo helado, oliendo a vainilla rancia y a frustración perfumada. Quiero ser artista. Así, sin adjetivos ni excusas. Artista incluso cuando guardo los helados, cuando bailo, cuando fallo. Porque en Madrid el tiempo es un tren sin estaciones. Y si no corres, te pasa por encima.
Mi libro (que está por salir, si la realidad me deja) habla un poco de esto. De cómo el odio se ha vuelto digital y portátil: lo guardo todo en el móvil. Ideas, planes, respuestas que nunca envié. Y mientras tanto, la casa sigue igual: sin limpiar, sin carne en la olla, sin ese olor sagrado de hogar que mi madre siempre supo convocar con un sofrito.
Yo no. Yo cocino o escribo.Limpio o hago marketing literario. El tiempo no da para las dos cosas. Y cuando me toca el delantal, no es de chef: es de heladero, manchado de sabores que ni siquiera me gustan.
Hoy los escritores, sobre todo los que empezamos, tenemos que ser todo a la vez: autor, editor, promotor, community manager.
Las editoriales ya no editan, apenas etiquetan.
Se vuelven presencia sin cuerpo.
Y uno se sienta frente al teclado con más incertidumbre que esperanza.
A veces pienso en mi chico. En lo poco que lo atiendo, en lo mucho que lo amo. Y en lo injusto que es querer ser un artista y un novio ejemplar a la vez.
Él merece una vida más simple.
Una persona menos dividida.
Alguien que no esté siempre en otra parte.
Estoy casi seguro de que, si pudiera pensarlo con calma, tres años antes habría elegido a alguien menos artista.
Pero aquí estoy, con todo este amor en las manos, tratando de que no se me enfríe.
Y sí: las patatas se han pegado. Pero el texto, al menos, salió.

Te amo!!! 😍