"Me compraría: crónica de un bajón con packaging"
- Efrain Galindo Oficial
- 11 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 14 abr

Estos días he estado de bajón. Un bajón solapado, discreto, de esos que uno intenta esconder para que nadie lo note… y son justamente los que más se notan.
Hay un cansancio que no es del cuerpo, sino del alma: el de tocar, una y otra vez, la misma puerta. Tanto, que ya la mano reconoce la madera como si fuese parte del propio cuerpo. Tanto, que los golpes ya suenan distintos, y uno, sin saberlo, va componiendo su propia música hecha de intentos.
Este bajón sabe a decepción. A esa rabia sorda de no haberlo visto venir, de no haber mirado mejor, de haberse dejado llevar. A que jueguen con la ilusión de quien insiste, de quien llama a todas las puertas con los nudillos rotos y la esperanza intacta.
El universo —ese viejo narrador— me dice que confíe. Que casi siempre, justo antes del triunfo, se endurece el aire, se aprieta el mundo. Que hay una especie de cáscara que se resiste, una retícula invisible que hay que romper. Quizá me toque tocar más fuerte.
Y no puedo fingir más. No puedo vender helados sin que se me derrame el bajón por dentro. Porque no es eso lo que quiero. Porque tampoco quiero ser camarero de lo que no soy. Y encima llegó la primavera, con su belleza y su castigo: mi alergia. Tengo que estornudar hacia dentro, porque entre la gente, los helados y las manos ocupadas, no puedo hacerlo de otra forma.
Pero te digo el último chiste de la IA y el “toy packaging” —eso de representar a una persona como si fuera una figura de acción, empaquetada, con sus accesorios y todo—… me vi ahí. Y sí, me compraría. Porque tengo que aprender a amarme. Porque, aunque lo diga en voz baja, sigo siendo un héroe.
Quería ser el primer en comentar y darte las gracias por leer mis escritos que son una extensión de la vida misma. Me da mucha alegría que leas mi texto, es algo que me suma a pesar de todo lo que van quintando. Ojalá te llegue. Nos vemos en las letras. Gracias 🙃❤️