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No pude pronunciarla pero aprendí a escribirla

Actualizado: 14 abr


La Я, siempre la Я. La arrastro apenas comencé hablar, o quizá sea ella la que me arrastró a mí, la que me llevó al logopeda como quien va a aprender a domar un animal salvaje.

Я de ruido, de ruina, de repetir hasta que salga bien, de recibir en tercer grado una nota Я que no era un suspenso pero casi, un limbo en forma de letra, un retén para no repetir el año.

La R se quedó conmigo, resonando en cada historia que me empujo a escribir, en cada pagina que volvi a llenar después de tanto tiempo.

Я de reinicio, de retorno a la literatura después de haberla dejado en alguna parte, de reserva, sí, porque hay que reservar este libro en preventa, porque en él puede que encuentres algo tuyo, algo que olvidaste o que aún no sabes que buscas.

Y al final, lo mejor de todo, la f más importante, la que cierra el círculo y lo abre otra vez: Reiventarse.

 
 
 

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